Por Julio Cortés

Gaspar Rivas resulta una figura muy interesante para cualquier análisis que hagamos de las expresiones actuales de neo y postfascismo.

Militante de Renovación Nacional desde el año 2005 al 2014, y diputado entre los años 2010 y 2018, elegido por dicho partido, pero del cual luego se distanció.  Apoyó las protestas estudiantiles y estuvo a favor de la campaña por una Asamblea Constituyente, insultó con publicidad al empresario Andrónico Luksic, siendo desaforado y sancionado judicialmente por ello.

El 2019 aparece públicamente como presidente del Partido Social Patriota, que fue el nombre que adoptó el Movimiento Social Patriota durante el breve plazo en que fue oficialmente un partido en formación. Antes de eso participó brevemente de otro grupo soberanista de “tercera posición” (o como dicen, “ni izquierda ni derecha”): Chile Digno.

Algunos fundadores de estos referentes provenían de Acción Identitaria, un grupo que el mismo Sebastián Izquierdo (de Capitalismo Revolucionario) califica como “verdaderamente nazis”. En nuestro mapa, “Identitarios” y “criollistas” representan en la fachósfera local la extrema derecha más propiamente racista, entendiéndose a sí mismos como hijos de Occidente, que reivindican la hispanidad[1]. A nivel más global, cuando Veiga, Forti et al tratan de clasificar las distintas corrientes actuales de la ultraderecha señalan que el Movimiento Identitario que se extiende por Europa y Estados Unidos “une ideas de la Nouvelle Droite con el nazismo y fascismo históricos y la Alt Right, y, es supremacista blanco e islamófobo”[2].

Como presidente del Partido Social Patriota, Gaspar Rivas se definía como “nacional-revolucionario”. Hizo polémica convocando poco antes del estallido del 18-O a una marcha contra la migración, la que no fue autorizada. Además, enfrentó críticas porque él mismo había traído a Chile en calidad de polola a una mujer ucraniana que había conocido por Facebook, pero se defendió diciendo que eso fue “antes de la crisis migratoria” y que el viaje lo financió de su propio bolsillo[3]

Tras no juntar las firmas necesarias para ser un partido legal, Rivas se fue “en buena” del movimiento, y contactó a Franco Parisi justo a tiempo para salir elegido diputado del Partido de la Gente en las elecciones de noviembre de 2021[4].

A mediados del 2022, aprovechando la creciente sensación de inseguridad que se ha ido instalando, y el asesinato del carabinero David Florido en un incidente con sicarios armados que incluso ex policías han criticado por el nivel de improvisación y mal equipamiento de la policía uniformada, Rivas presentó un proyecto de ley para reponer la pena de muerte, poniéndose así a la vanguardia del “populismo penal”, puesto que el homicidio de policías ya es castigado hace años con presidio perpetuo calificado.

El fundamento de Rivas es que el crimen del policía Florido “representa la gota que rebalsó el vaso en cuanto a la paciencia de la sociedad chilena con la delincuencia se refiere”. Tras referir brevemente los peores homicidios de los últimos años señala en su proyecto que de acuerdo a diversas encuestas más del 60% de la gente está de acuerdo en reponer la pena de muerte. Cabe destacar que una medida de este tipo es regresiva desde el punto de vista del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Pero “los DDHH”, sospechosos de ser “liberales y globalistas”, son uno de los enemigos principales de este tipo de populistas neofascistas, que entre otras cosas hacen campaña por “salirse de la ONU”. Así, ante la casi imposibilidad de seguir aumentando los niveles récord de encarcelamiento de pobres en Chile, lo que se les ocurre es nada menos que volver a los tiempos del crimen de Estado conocido como “pena de muerte”.

Poco antes, mientras la animadora pinochetista Patricia Maldonado habla de “escoria” para referirse a los inmigrantes ilegales en Iquique, agregando que eran “rascas, picantes, pelientos”, Gaspar Rivas hablaba de “lacras” para referirse a una mujer privada de libertad que resultó fallecida por falta de atención médica[5]. He ahí uno de los rasgos distintivos de todo sujeto fascistoide: la división de la humanidad entre las personas de bien y los humanoides o subhumanos, que para ellos siempre son pobres.

Los últimos días el diputado Rivas ha causado la hilaridad nacional autoproclamándose como “sheriff” y como “el Bukele chileno” -en alusión al presidente salvadoreño que viene librando una guerra contra las pandillas, aumentando considerablemente los niveles de brutalidad policial-, anunciando que ofertaría su vida con tal combatir a las “lacras asquerosas”, aunque de inmediato aclaró que su valiente labor la realizaría solamente desde el muy seguro edificio del Congreso. 

Poco después reiteró sus dichos siendo entrevistado en un Matinal, agregando una buena dosis de llanto que según él estaba motivado por el sufrimiento del pueblo chileno. En ninguna de las dos ocasiones aclaró si en su labor de sheriff perseguirá a los “papitos corazón”, esa peculiar figura de la fauna criminalística chilensis que se dedica a no pagar pensiones alimenticias para sus retoños, como es el caso de la principal figura del PDG: Franco Parisi, que incluso tuvo que hacer su campaña electoral desde el extranjero (EEUU: un bastión de varios destacados patriotas chilenos como Parisi, Cristián de la Fuente y Pancho Malo). Los social-patriotas aplauden y de hecho quieren llevar a Gaspar como candidato a presidente de la República.

El show del sheriff que llora daría en efecto mucha risa si no fuera porque, a pesar de todo lo burdo y ridículo de esta operación en particular, el fascismo del siglo XXI está en varios países jugando sus cartas con bastante éxito, aglutinando y movilizando a su favor la fobia contra los migrantes y el miedo a una delincuencia que por diversas razones estructurales y también políticas ha acrecentado los delitos callejeros violentos y la presencia de mafias lumpen-capitalistas.

Por esto es que sin dejar de lado la necesaria actividad de mapear a las organizaciones y dirigentes del fascismo actual, la tarea principal es detectar y desactivar aquellos sentimientos populares con los que estos sectores eventualmente podrían estar conectando.


[1] Ver el sitio de los “pancriollistas” chilenos en: https://pancriollismo.com/ Los identitarios, bajo el lema “por la preservación étnica, contra la indiferenciación global,” mantienen el sitio https://fni.cl/, y ya teorizan una “quinta teoría política”. 

[2] Varios Autores. Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra Fría. Neofascismo, posfascismo y nazbols. Madrid, Alianza, 2019, pág. 470-471.

[3] https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/region-metropolitana/2019/08/08/el-exdiputado-conocido-por-traer-a-polola-ucraniana-al-pais-y-que-hoy-apoya-la-marcha-antimigrantes.shtml

[4] https://www.latercera.com/la-tercera-pm/noticia/como-gaspar-rivas-hizo-match-con-parisi-y-termino-como-candidato-del-partido-de-la-gente/XZKCBRUWPVDLJCE7PSO6KCIFI4/

[5] Según la RAE “lacra” sería una “persona depravada”. Sobre el comentario (luego eliminado) de Rivas ver: https://lavozdelosquesobran.cl/diputado-electo-del-partido-de-la-gente-tildo-de-lacra-a-mujer-fallecida-en-la-carcel-de-san-miguel/31012022

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