1 de marzo de 2023 [1]

Mi lucha contra el 41 bis es una lucha individual de un anarquista, no hago ni recibo recados. Simplemente no puedo vivir en un régimen inhumano como el 41 bis, donde no puedo leer libremente lo que quiero, libros, diarios, periódicos anarquistas, revistas de arte y ciencias, así como de literatura e historia. La única posibilidad que tengo de salir es renegar de mi anarquía y vender a alguien que ocupe mi lugar.

Un régimen donde no puedo tener ningún contacto humano, donde no puedo ni ver ni tomar un puñado de hierba o abrazar a una persona querida. Un régimen donde las fotos de tus progenitores son secuestradas. Enterrado vivo en una tumba en un lugar de muerte. Llevaré adelante mi lucha hasta las consecuencias extremas, no por un «encargo» sino porque ésta no es vida.

Si el objetivo del Estado italiano es hacerme «disociar» de las acciones de lxs anarquistas de fuera, que sepa que como buen anarquista yo no acepto recados. Creo que cada uno es responsable de sus propias acciones, y como perteneciente a la corriente autoorganizativa no estoy «asociado» a nadie y por tanto no puedo «disociarme» de nadie. La afinidad es otra cosa. Un anarquista coherente no toma distancia de otros anarquistas por oportunismo o conveniencia.

Yo siempre he reivindicado con orgullo mis acciones (incluso en los tribunales, por eso me encuentro aquí), y nunca he criticado las de otros compañerxs, mucho menos cuando existe una situación como en la que yo me encuentro.

El mayor insulto para un anarquista es ser acusado de dar o recibir órdenes.

Cuando estaba en el régimen de Alta Seguridad (AS) también tenía la censura y no he expedido ningún «pizzini»[2] sino artículos a los diarios y revistas anarquistas. Y sobre todo era libre para recibir libros y revistas y escribir libros, leer lo que quería, incluso se me permitía evolucionar, vivir.

Mi lucha contra el 41 bis es una lucha individual de un anarquista, no hago ni recibo recados. Simplemente no puedo vivir en un régimen inhumano como el 41 bis, donde no puedo leer libremente lo que quiero, libros, diarios, periódicos anarquistas, revistas de arte y ciencias, así como de literatura e historia. La única posibilidad que tengo de salir es renegar de mi anarquía y vender a alguien que ocupe mi lugar.

Un régimen donde no puedo tener ningún contacto humano, donde no puedo ni ver ni tomar un puñado de hierba o abrazar a una persona querida. Un régimen donde las fotos de tus progenitores son secuestradas. Enterrado vivo en una tumba en un lugar de muerte. Llevaré adelante mi lucha hasta las consecuencias extremas, no por un “encargo” sino porque ésta no es vida.

Hoy estoy listo para morir, para que el mundo conozca que es realmente es el 41 bis. 750 personas lo sufren sin protestar, continuamente demonizados por los mass-media. Ahora me toca a mí. Primero me han demonizado como el terrorista sanguinario, luego me han santificado como el anarquista mártir que se sacrifica por los demás, para después demonizarme como un terrible espectro. Cuando todo haya acabado, sin duda seré elevado a los altares del martirio. No, gracias, no estoy por la labor, no me presto a vuestros sucios juegos políticos.

En realidad, el verdadero problema del Estado italiano es evitar que se conozcan todos los derechos humanos que son violados en este régimen, el 41 bis, en nombre de una «seguridad» por la cual sacrificar todo. Bueno, deberían haberlo pensado antes de meter a un anarquista aquí dentro. Desconozco las motivaciones reales o las maniobras políticas que hay detrás. Es porqué me han usado como «cáliz envenenado» en este régimen. Era bastante difícil no prever cual sería mi reacción ante esta «no vida». Un Estado, el italiano, digno representante de la hipocresía de un Occidente que continuamente da lecciones de «moralidad» al resto del mundo. El 41 bis ha dado lecciones represivas bien acogidas por estados «democráticos» como el turco (y los compañerxs kurdos saben algo de esto) y el polaco.

Estoy convencido de que mi muerte será un obstáculo a este régimen y que los 750 que lo sufren desde hace décadas puedan vivir una vida digna de ser vivida, con independencia de lo que hayan hecho. Amo la vida, soy un hombre feliz, no cambiaría mi vida por la de otro. Y es precisamente porque la amo, no puedo aceptar esta no vida sin esperanza.

Gracias a los compañeros y compañeras por su amor.

Siempre por la anarquía.

Nunca doblegado.

Alfredo Cospito


[1] Carta de Alfredo Cospito hecha pública por su abogado el 1 de marzo de2023. https://www.federacionanarquista.net/carta-de-alfredo-cospito/

[2] papelitos mediante los que supuestamente los jefes mafiosos pasan sus órdenes

Comparte, Difunde