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Los últimos incendios forestales que han asolado el Ngulumapu y otras zonas de lo que actualmente llaman Chile, no son más que una de las expresiones criminales del modelo forestal, que año a año nos muestra su verdadera cara: las consecuencias de las inversiones de los ricos y las transnacionales, las pagan las comunidades y los sectores empobrecidos. Pero los incendios no son los únicos resultados de las forestales en nuestro territorio: La desertificación, las sequías, la contaminación, la reducción de tierras de las comunidades, la cooptación política de las familias y personas vulnerables, entre otros, son algunos de los problemas que ha acarreado este modelo de muerte.

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Se debe tener claro que este modelo depredador y cruel se asienta sobre usurpación de tierras mapuche, las que históricamente han sido utilizadas para los intereses de las clases dominantes. En el caso forestal, fueron tierras acaparadas por capitales internacionales a bajos precios durante la dictadura, los cuales buscaron la subvención del Estado para producir monocultivos de pinos y eucaliptus. Por esto nuestra denuncia persistente, de que el Estado ha sido el principal aliado de las empresas forestales para incentivar sus capitales, asegurar su producción y mantenerlos como sectores de poder mano a mano con los gobiernos de turno.

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En relación a lo anterior debemos preguntarnos ¿Por qué no se cambia el modelo capitalista, extractivista y depredador que imponen las forestales? Y ¿por qué todos los gobiernos han asumido como lacayos los dictámenes de los grupos económicos? La respuesta la encontramos nuevamente en la gobernanza neoliberal que asume la administración de Boric, el cual ha mantenido la represión en el Wallmapu para asegurar la acumulación de capital en el sector forestal, aumentando las exportaciones de celulosa y, con esto, la persistencia de un capitalismo colonial en nuestro territorio.

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Es por lo anterior que, como parte del movimiento mapuche autonomista nos hemos declaramos enemigos acérrimos de las forestales. Siempre las hemos combatido, atacando sus núcleos productivos en distintas ocasiones, pero nunca causando incendios que cobren vidas humanas de sectores empobrecidos y menos que afecten a nuestra propia gente.  Es inconcebible que tengamos responsabilidad en circunstancias de que nuestras comunidades viven rodeadas de forestales y la sobrevivencia es absolutamente dura en esta realidad. Los incendios tienen responsables claramente identificados; son la Forestal Mininco, Forestal Arauco y la CORMA, estos tres en complicidad con los gobiernos de turno que nunca hicieron nada para mitigar los impactos ambientales y ecológicos del extractivismo forestal, creando las condiciones cada vez más favorables para estos mega incendios. Es su ambición desmedida la que está detrás de estas llamas, y con tal de llenar sus bolsillos, han demostrado que no les importa la vida humana ni ambiental.

Como CAM, organización parte del movimiento mapuche que lucha por la reconstrucción nacional, hacemos un llamado a seguir combatiendo a la forestales y a su cultura de muerte y devastación.

Nuestro más profundo dolor por las pérdidas sufridas por los oprimidos a costa de estas llamas, sepan que les comprendemos profundamente, ya que nuestra gente ha vivido décadas rodeadas por forestales y sus consecuencias.

Pero los pueblos oprimidos deben dejar de sufrir los impactos de los poderosos. Es por esto que nos comprometemos a seguir en una lucha sin cuartel contra las forestales hasta lograr su expulsión definitiva, esta es la única alternativa para vivir con dignidad y para la reconstrucción de nuestro itrofil mongen, la base de nuestra sociedad mapuche.

¡¡Weuwaiñ!!  ¡¡Marrichiweu!!

COORDINADORA ARAUCO MALLECO – CAM

07 de febrero de 2023

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